Retomo,
tras una temporada de intenso ajetreo, mi participación en el proyecto AdoptaUnaAutora con esta nueva entrada sobre Alicia Pérez Gil, mi autora adoptada. Lo
cierto es que, tras este paréntesis y en tan solo unos meses, la figura de
Alicia ha crecido tanto que las primeras entradas que escribí me parecen ahora
bastante ingenuas. Desde entonces Alicia ha escrito, ha dado charlas y cursos, ha
empezado proyectos y, lo más importante, ha dado un giro a su vida. Pero no
hace falta que lo cuente yo, aquí mismo lo hace ella.
En
esta ocasión, de lo que voy a hablar es de cuatro relatos de Pérez Gil, los que
están publicados en Ficción Científica. Bueno, en realidad son cinco, pero uno
de ellos fue incluido en la antología Inquilinos
de la propia autora, que ya reseñé en su momento. Son relatos antiguos, de antes de la «nueva era», pero tienen la
fuerza que caracteriza a Alicia, esa que la ha llevado hasta donde se encuentra ahora.

Y
cuidado, no por ser cortos son inocuos. La que avisa no es traidora.
1.- El tren de la felicidadde “Felicity Happyness”.
Etiquetado como: Baja fantasía.
La
calificación de “Baja fantasía” está justificada solo por la aparición de un
elemento fantástico al final del relato, pero el núcleo duro está antes.
Empiezo a pensar que Pérez Gil es una de las maestras (de los maestros) de este
país en describir elementos cotidianos con toda su crudeza, en explorar las
esquinas donde guardamos los objetos oxidados y los olvidamos hasta que un buen
día nos cortamos con ellos. A mí este cuento me ha dejado un sabor amargo que
agradezco como agradezco siempre la verdad, aunque esa verdad sea una bofetada.
2.- La habitación de pensar. Etiquetado como: Baja fantasía.
Mensaje
potente encerrado en pocas palabras. De nuevo, elemento fantástico coronando el
relato, pero sin ser el centro de la historia. El centro de la historia es algo
que ha llenado novelas y tratados de filosofía durante siglos. Ahí lo dejo.
3.- Pececillos de plata. Etiquetado como: Baja fantasía.
En
este cuento reconozco a la Alicia Pérez Gil más hermética. Yo no lo
clasificaría como baja fantasía, no sé tampoco si podría llamarse weird o algo
parecido, pero tal vez lo mejor sea no ponerle etiqueta. En cualquier caso, es
una historia de esas que te deja resonando, que vuelves a leer varias veces y
en cada una de ellas encuentras un nuevo significado. Y todo eso en un relato
de menos de quinientas palabras. Me quito el sombrero.
4.- El parpadeo. Etiquetado como: Horror.
El
parpadeo tiene que ver con esas paranoias que a veces se nos meten en la cabeza
y que hacen que nos atemoricemos a nosotros mismos sin darnos cuenta. Y además
tiene un homenaje muy chulo a un clásico del cine de ciencia ficción… o eso al
menos me ha parecido. Terror del incómodo, del que hace que mires por el
rabillo del ojo para asegurarte de que todo sigue en su sitio.
En
diez minutos se pueden leer los cuatro cuentos, pero no recomiendo hacerlo así.
Recomiendo dejarlos reposar, cada uno de ellos, después de su lectura, antes de
afrontar el siguiente. Material sensible que lo justifique, tienen.